Yo solo quería un poco de amor. Y el me lo dio. Y ahora estoy aquí. Descendiendo desde los cielos para bajar a aquel mundo al que llaman Tierra y al que apenas ningún ángel se había dignado a entrar !No sabia que estaba prohibido amar¡ !Ni siquiera el me defendió¡ No dio la cara por mi. Decidió abandonarme a mi suerte cual saco de estiércol. Cada vez me aproximaba mas a la superficie. Una superficie negra con rallas blancas. Pise uno de mis pies descalzos sobre la carretera. Era áspera y rugoso. Hacia daño mientras andabas. Coches de colores venían de aquí y allá, y no se habrían molestado en parar si me hubieran visto en medio de su trayecto, Yo solo me dedicaba a esquivarlos. Comencé a volar. Un escalofrió recorrió mi espalda. Hasta ahora, no me había dado cuenta del frio que hacia. Mis alas se quedaron paralizadas y de pronto, se esfumaron, Caí con fuerza. Ya no estaba rodeada de coches. Era la azotea de un edificio. Me acerque al borde del principio, estaba a una altura considerable. No tenia alas, había perdido el amor de mi vida y no tenia ni la mas remota idea de lo que iba a hacer a continuación. Me toque la cabeza !Mi halo también había desaparecido¡ De repente, me vi cambiada, no llevaba la misma ropa, ni el mismo peinado, ni el mismo color de piel ni de pelo. Agite la cabeza y mi coleta alta me siguió. Me quería morir. Llevaba un collar. Tenia un colgante de una volita plateada que sonaba como un cascabel. Lo hice sonar. Repentinamente, la puerta para ir a la azotea se abrió. Aparecieron un chico y una chica. Y lo mas extraño era que esa chica soy yo, Se percato de mi presencia y se acerco con pies de de plomo hacia mi, temerosa. Me lleve la mano a el. Ella se dio cuenta he hizo lo que yo. Y exclame:
-Soy tu ángel...
Me quede estupefacta ¡Ahora me daba cuenta! Aquella niña, era ella la niña que yo había estado cuidando desde el día que nació, y la que hacia sonar aquel cascabel que me obligaba a bajar con ella desde el cielo. Nos fundimos en un reconfortante abrazo. Me sentía feliz. Mi cuerpo traspaso el suyo. Y se metió en el. Mi cuerpo no volvió a aparecer. Ahora habitaba dentro del de mi protegida. Así siempre me ayudaría ¡Claro! En realidad, bajar a la Tierra nunca había sido un castigo.Amar nunca había sido un castigo. Era un privilegio. Me vi envuelta en un mar de pensamientos de la chica, interrumpieron los míos. Y mientras yo le susurraba al oído palabras ininteligibles, ella esbozaba una sonrisa. Había dejado de ser ángel para ser...Alguien mejor. Alguien mas frágil, mas sensible que yo...Y a la ves, era yo.
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