martes, 5 de agosto de 2014
Era ella y sus notas. En la misma habitacion. Jugando a ver quien conseguia tocas mas alto. Riendo sin parar en la calida noche, mientras escondida entre sus mantas, tatareaba las canciones que marcaban su vida. El poder que escondia en su pequeña mente podia hipnotizar a cualquiera. No todo era poder disfrutar de la musica, sino que aveces, era la propia melodia que se aprovechaba de su vida. Subida y bajadas . Como una montaña rusa sin final. El sonido de las aguas acompañan la cancion que jamas habia alcanzado tanto grado de perfeccion. Aquel dia quedo grabado en el estanque las imagenes de los pajaros dando vueltas alrededor del piano que no cesaba en su empeño de tocar. Pero el piano no tocaba solo, alli habia cada noche alguien, se sentaba en el, tocaba canciones hasta el amanecer. Era la triste cancion de siempre, aquella con la que todo se apagaba. Cerraba los ojos lentamente hasta que ya no pudo despertar. Se quedo atrapada entre sus notas. Y entre sus lagrimas, el piano que siempre le habia acompañado, seguia sonando, esperando a que alguien llenara y terminara la cancion. Esa cancion nunca llego a terminar. Aun queda entre las aguas, esperando a que aparezca esa niña y vuelva a sentarse junto a sus teclas.
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